martes, 13 de enero de 2015

Dudar es humano.

Hay veces en las que simplemente te tropiezas, con tus propios pies, y caes. Ves el mundo desde otra perspectiva, desde el suelo. Todo parece tan alto y grande visto desde ahí abajo, como gigantes que se ciernen sobre ti, y no puedes hacer nada, solo quedarte quieto, paralizado por el miedo, paralizado por cadenas invisibles y ataduras que tu has mismo has decidido que te rodean, cuando en realidad estas libre, en el suelo, pero libre. Y puedes levantarte y mirar a esos gigantes a la cara, ver que no son tan grandes como nos quieren hacer creer. Y cuando estés de pie veras que tu también eres un gigante, y puede que necesites mirar hacia abajo para poder ver lo que antes veías tan alto sobre ti.

Dudar es humano, vacilamos, tropezamos, caemos, nos equivocamos, nos confundimos, fallamos... no somos maquinas programadas para realizar una función exacta y incluso las maquinas se estropean, no? Nosotros somos grandes gracias a esos tropiezos y a esas caídas, nos hacemos más fuertes con las heridas, luchamos hasta que no podemos más, intentamos sobrevivir por todos los medios, e incluso cuando pensamos abandonar el juego, vacilamos, y esa pequeña duda se instala en nosotros, y seguimos viviendo, intentándolo una vez más, porque estamos hechos de esa pasta, que es fácil de moldear, fácil de doblar, fácil de romper pero a la vez... somos fuertes, estamos hechos de ese material que hace que sigamos aquí, justo donde estamos hoy, justo como somos hoy. 
Estamos hechos de sentimientos, y eso, es o que nos hace ser.